A principios del siglo XX se había comprobado que la luz puede presentar riesgos organolépticos para nuestros vinos. La UV no es el único caso de desviaciones, ciertas longitudes de onda en el visible son perjudiciales para nuestros vinos, especialmente en el espectro inferior (cian azul). Incluso exposiciones breves a la luz tienen un efecto acumulativo en la apariencia del sabor. Nuestra luz de sótano con un espectro estrecho centrado en 590nm, es la solución más protectora e ideal para esta aplicación.

En las áreas de almacenamiento de cella, la iluminación debe ser lo más protectora posible. El espectro de emisión a elegir es por tanto un espectro estrecho y centrado en 590nm. Pero esta elección no debe basarse en la representación visual de la iluminación. Nuestra luz de bodega tiene un espectro de emisión de luz perfecto, que protege el sabor del vino.

Como prueba, se realizó una prueba con dos lámparas ambas con un espectro cuyo pico máximo se ubica en 590nm, pero con espectros de emisión diferentes como se muestra en la siguiente figura. La izquierda no cambia el vino, mientras que la derecha provoca desviaciones.